1710 LAS HOSTIAS SANGRANTES DE TARTANEDO
En plena Guerra de Sucesión española, en Tartanedo, unas hostias consagradas empezaron a sangrar tras ser profanadas por los soldados.
DESCRIPCION
En la Iglesia de San Bartolomé de
Tartanedo se guardan los llamados «corporales», un lienzo manchado con
la sangre que manó de una hostias consagradas tras ser profanadas en la
guerra de sucesión española, en el año de 1710.
Este suceso fue recogido por primera vez por el cronista Pablo de Montestruch en 1712 en su libro «Viaje real del Rey nuestro señor Felipe V». Aunque las mejor narración la encontramos en el libro de Camilo Perez Moreno, «Episodios de la guerra de sucesión» de 1890.
La tradicíón decía que el 6 de diciembre de 1710, un grupo de soldados en la guerra de sucesión profanaron la iglesia de Tartanedo en su paso por la zona, y robaron las sagradas formas que abandonaron envueltas en un trapo sucio, en un muladar de las afueras. Horas después fueron encontradas por los vecinos, que vieron que en el lienzo se quedaron plasmadas las hostias pero convertidas en sangre.
Se encontraron con un lienzo blanco, muy sucio y asqueroso con el que se habian limpiado los mocos, y ensangrentado con unos circulos que identificaron como las marcas de seis corporales. Le quitaron las pajas y limpiaron el paño con agua caliente y jabon, dejándolo sin suciedad, pero las marcas de sangre permanecieron. El cura volvió a lavarlo más energicamente los dias siguientes, pero no logró quitarlas. Entre los vecinos del pueblo se creia que era un milagro, que las hostias consagradas habrian sangrado al ser profanadas por los soldados.
Cuando el rey Felipe V recorre la zona mientras batallaba en la guerra de secesión contra Carlos de Austria para conseguir el trono español, se entera del milagro que ocurrió en Tartanedo y se acerca a la Iglesia para oir misa y adorar la reliquia.
Tratandose de una guerra entre dos partidarios, el protestante Carlos de Austria, y el católico futuro Felipe V, decide potenciar el milagro aportando un vaso de plata en una bolsa de baqueta para guardarse el paño debidamente.
El obispado de Siguenza, el vicario de la villa y el asciprestazfo de molina se encargaron de divulgar que el mismo Felipe V habia estado adorando las santas formas de Tartanedo, y de corroborar el milagro. Se llegó a decir que era una señal gloriosa del reconocimiento de Felipe V en el trono, en contra del infiel Carlos de Austria.
Hoy en dia, en el dia del Corpus, se veneran las santas formas en
Tartanedo. El cronista Antonio Herrera Casado, en su reciente «glosario
provincial de Guadalajara» lo describe asi: «El paño es de textura
recia, muy viejo. En su centro hay varias manchas circulares, pequeñas,
palidamente rojizas».
INTERPRETACION POLITICA.
Algunos autores, como
Jose Ramon Lopez de los Mozos, propone que el supuesto milagro se trató
mas de una oportunidad politica de Felipe V. Aprovechó que en la zona
tambien existe otros milagros de hostias sangrantes, los «corporales de
Daroca» de 1239 ; y «el santo budio de Cimballa» en 1370, para
formalizar un relato milagroso que tiene muchas semejanzas con los
existentes en los otros dos pueblos.
UN EXORCISMO
Pero ahora nos preguntamos.
¿ocurrieron otros milagros atribuidos a los Santos Misterios de
Tartanedo?. Gracias a la encomiable labor de Eulalia Castellote Herero,
con su libro «Libros de milagros y milagros en Guadalajara -siglos XVI-XVIII-« publicado por el CSIF, podemos conocer el «expediente sobre el milagro de los Santos Misterios» del
archivo diocesano de Siguenza, de 1769, donde hablan de un caso de
exorcismo realizado delante del lienzo de Tartanedo con la sangre de
cristo.
Alli se recoge el relato del notario Juan de Aragón que el
12 de mayo de 1769 asistió en la iglesia de Tartanedo a un exorcismo
realizado por Pedro de la Riva, cura del lugar, y por Benito Orozqueta,
presbítero, a Rosa Alonso, mujer de Domingo Marco, vecinos del pueblo.
Muy inquieta, a Rosa Alonso la tuvieron que atar para oir misa, y la
hicieron tomar agua bendita con mucha repugnancia. Se retorcía de dolor
durante la celebración de la eucaristia. Al finalizar la misa,
practicaron un exorcismo, donde decia que era el capitán Corrusco, con
gritos y maullidos, retorciendose.
En la Iglesia habia unas 90 personas rogando por la enferma. Tras hora y media, decicieron sacar del sagrario el lienzo con las santas formas. La enferma se ponia cada vez mas inquieta, se le hinchaba la garganta, y no podian sujetarla. La tumbaron a los pies, y con la reliquia en la mano supicaban que Dios nuestro Señor la liberara de aquellos espiritus malignos. Estuvo dando gritos diciendo que destrozaria todo el templo, hasta que quedó agotada. Le mostraban las marcas de los Santos Misterios, y los espiritus gritaban «sangre, sangre, sangre de Jesus». Quedó Rosa Alonso de rodillas, sujeta por los sacerdotes, volviendo en sí, quedó liberada, diciendo ella misma «santos misterios de mi alma y de mi vida». Todos los presentes decian que era un milagro, llorando de alegria y celebrando su curación.
EXPLICACION CIENTIFICA
Con el paso de los siglos,
aún nos planteamos las siguientes preguntas: ¿qué eran en realidad
aquellas manchas rojas de las hostias consagradas? ¿de verdad brotó
sangre de ellas?. La microbiología nos aporta datos que nos ayudarán a
desvelar el misterio.
Una posible explicación del «milagro» es que la «sangre» de las
hostias fuera en realidad un pigmento rojo producido por una bacteria,
la Serratia marcescens (también llamada Bacterium prodigiosus o Micrococcus prodigiosus)
y conocida popularmente como «hongo de las hostias». Es muy común, y se
encuentra distribuída en cualquier medio: suelo, personas, animales …
Esta bacteria tiene la singularidad de que algunas de sus cepas son capaces de segregar la «prodigiosina», un pigmento de naturaleza pirrólica de color rojo oscuro, muy parecido al de la sangre, identificado por el dr.Krotf en 1902, y sobre todo por los microbiologos Raport y Holden en 1960. Si la cepa se desarrolla en un medio farináceo, rico en hidratos de carbono, como es el pan (o en este caso, las hostias consagradas), en condiciones poco higiénicas y con humedad ambiental, la cepa crece y se desarrolla segregando la prodigiosina, con un efecto similar a si brotara sangre.
Esta bacteria ya fue identificada en época anterior a Pasteur, por el microbiologo Bartolomeo Bizio en 1823. Le dio el nombre de Serratia marcescens y desde entonces se ha mantenido, siendo el nombre científico más antiguo en taxonomía bacteriana.
Ya desde la antigüedad tenemos casos de panes y hostias sangrantes. El historiador Quinto Curcio Rufo, en su «Historia de Alejandro», relata que cuando Alejando Magno sitiaba la isla de Tiro en el 332 ac, cualquier acontecimiento extraordinario se interpretaba como un signo a favor o en contra del éxito de la guerra. En este caso, unos soldados de Alejandro, en el momento de cortar unas rebanadas de pan, vieron brotar sangre desde dentro del pan, y lo interpretaron como un signo de que Tiro iba a ser conquistada, lo que insufló mucho ámino entre sus tropas, que al final entraron en la isla que fue arrasada y con cerca de 8.000 tirios inmolados. Mucho derramamiento de sangre por una bacteria.
Ya entrados en la Edad Media en Europa,los casos de hostias sangrantes son numerosos, e intrerpretados como un milagro donde mana la sangre de Cristo.
Uno de los más significativos fue el ocurido en 1264 en las proximidades del lago Bolsena, en Civitavechia, al norte de Roma. Por entonces, el para Urbano IV dudaba en la instauración del sacramento de la Eucaristia de forma extensiva a toda la Iglesia. Estando en Civitavechia, autorizó la celebración del Corpus en una misa en una iglesia cercana. En la ceremonia, en el momento de bendecir las hostias, el sacerdote, que en ese momento sufría una crisis de fe, vio como de las sagradas formas goteaba sangre que manchaba su hábito. Atemorizado, las escondió entre sus ropajes, pero la mancha de sangre fue aumentando.
Este milagro impresionó tanto a Urbano IV, que disipó sus dudas sobre
la transustanciación (es decir, en el cambio de la sustancia del pan y
del vino en la del cuerpo y sangre de Cristo en la Eucaristía). Influyó
enormemente en las futuras ceremonias en misa. El suceso dio origen a la
fiesta del Corpus Domini (Corpus Christi) y a la construcción de la
Catedral de Orvieto, lugar al que se había trasladado el corporal.
Este milagro fue recogido en un famoso fresco que Rafael pintó en 1508 con el titulo de «El milagro o la misa de Bolsena», que podemos ver en el Vaticano, en las estancias previas a la entrada de la Capilla Sixtina.
ENLACES DE INTERES:
Primeras referencias documentales:- (1712) VIAJE REAL DEL REY NUESTRO SEÑOR PHELIPE V.Pablo de Montestruch Biblioteca Digital Hispánica.
- (1725) COMENTARIOS DE LA GUERRA DE ESPAÑA, E HISTORIA DE SU REY PHELIPE V EL ANIMOSO. Vicente Bacallar y Sanna. Biblioteca Virtural Miguel de Cervantes
- Los Santos Misterios de Tartanedo: ¿una oportunidad política de Felipe V?. José Ramón López de los Mozos. Biblioteca Virtual de CLM. Revista Wad-Al-Hayara. 1990, n.º 17.
- Apuntes etnográficos recogidos por Don Epifanio Herranz Palazuelos. José Ramón López de los Mozos. Biblioteca Virtual de CLM. Cuadernos de etnología de Guadalajara. 2015, n.º 47-48.
- Labros, religiosidad y vida según sus Cofradías. (1530-1750). Mariano Marco Yagüe. Biblioteca Virtual de CLM. Cuadernos de etnología de Guadalajara. 2013-2014, n.º 45-46.
- LA EUCARISTÍA, MILAGRO VIVO. Ángel María Rojas, S.J. Relacion de milagros eucarísticos en el mundo
- IIEE Institulo de Investigaciones y estudios exobiologicos de Chile. Raul Nuñez Galvez. Hostias que sangran en España
- LA BACTERIA DE LOS PRODIGIOS. Blog curiosidades de la microbiologia
- Bacteria Serratia marcescens. Wikipedia en español
- El pigmento prodigiosina. Wikipedia en ingles
- Pitágoras, Alejandro, Rafael y la Serratia marcescens. Walter Ledermann. Revista chilena de infectología vol.20 Suplemento notas historicas (2003)
- Shakespeare y la prodigiosa historia de Serratia marcescens como marcador biológico. Walter Ledermann. Revista chilena de infectología vol.20 Suplemento notas historicas (2003)
- Serratia infections: From military experiments to current practice. Steven D. Mahlen. Clinical Microbiology Reviews, num.24, Oct. 2011, pag. 755–791
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